EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 49
Monólogos sobre arte (11) visita al Thyssen, a las últimas exposiciones temporales: Proust y las artes y Marina Vargas, Revelaciones (artista desconocida para mí con una obra que exploraba creencias y reivindicaciones, siempre cuestionables en arte). Luego un saltito de unos cientos de metros y a la Fundación Mapfre: 1924. Otros surrealismos, exposición que me dio más juego diarista (cinco entradas). Siento debilidad por el surrealismo porque representa una sensibilidad y percepción en la que me gustaría vivir, pero no lo consigo. Para finalizar este apartado, dos días dedicados a Fernando Botero, artista apasionado y apasionante que tanto me atrae, quizá porque su figurativismo mágico tiene un aroma surrealista.
Diario de un hombre Enfermo (de cáncer) (3): un nuevo capítulo en el diario que ha quedado en nada porque me intervinieron rápidamente. Estoy curado de eso (de otros achaques, todavía, no), salvo por una profunda cicatriz en la nariz, que me importa poco.
Diario íntimo (2): una salida de sábado noche, de tan solo una hora (mi espíritu festivo ya no da para más); una mención al respeto y cariño que siento por mi primera mujer (desde hace más de cuarenta años), creo que compartida porque somos personas de bien. Después, hubo bastantes mujeres más (hasta otro matrimonio), pero con otras consecuencias. También una foto y descripción del negro agujero en el puente de mi nariz. Además, una graciosa reflexión sobre un filósofo (eso dice él), que filosofa como si levantara pesadas piedras, sobre todo por su contundente aspecto físico y su rudeza mental.
Diario de un Hombre Resignado (2): nuevo capítulo, reflexivo y existencial, en el que yo me constituyo también en filósofo, pero en vez de levantar piedras (no podría), lo hago a martillazos (mi cabeza no da para más).
Diario de un Tipo Tranquilo (2): pues eso, de tregua, sin desgarros y que aproveché para comprar mazapán de mi ciudad, el mejor del mundo, para mi gusto y placer.
Historias mínimas (1): un cuento sobre los efectos e indeseables consecuencias de una ley ideológica (que nefasta práctica legislativa, hacer leyes desde la ideología y no desde el sentido común y la sacrosanta igualdad de todos ante la ley), sí, hablo de la absurda discriminación positiva de la mujer, por el mero hecho de serlo. Un cuentecito tangencial sobre la solemne e injusta tontería del, yo si te creo, hermana.
Las solemnidades (1): por último, una pequeña aproximación al papado vaticano (no hay otro) ya que ha muerto Bergoglio. Lo enterraron el pasado sábado, convirtiéndose el acto, una vez más, en una reposición del mayor espectáculo del mundo.
La Fotografía: La cornada (1988), de la serie tauromaquia, de Fernando Botero.
Amplísima serie, como todas las suyas (al parecer, a lo largo de seis décadas, Botero llegó a realizar 140 pinturas al óleo y 35 dibujos sobre el argumento). La cornada, momento trágico que, para mí, invoca la esencia misma de la epifanía del toreo, ya que, puede simbolizar, también, el hecho de vivir que es acumular cornadas y atropellos de la fuerza bruta a la que nos somete la realidad que nos toca vivir, pero con la diferencia de que, en el ruedo hay arte (el torero) y nobleza (el toro).