MONÓLOGOS SOBRE ARTE 29 y 5
“Las piedras se convierten en alegoría de la búsqueda de una suerte de iluminación interior. Para alcanzarla, la naturaleza actúa como vehículo del proceso de transformación que favorece la alquimia, esa disciplina mística tan admirada en el mundo del surrealismo. Maruja Mallo, guía en esta sección, comparte con los surrealistas, en su época más próxima al movimiento, una concepción de la naturaleza en la que las piedras simbolizan posibilidades infinitas”. Cartela de exposición (2025)
Jueves, veintisiete de marzo de dos mil veinticinco
… La naturaleza está presente en la producción surrealista a lo largo de todo el movimiento, especialmente en la representación de paisajes oníricos, desiertos (Dalí), cielos y piedras (Magritte), animales (Carrington) horizontes inalcanzables (Ives Tanguy) …
“La naturaleza fue para los surrealistas el mundo intacto que antecede a nuestra llegada y que convoca e invoca la magia asociada a los orígenes. La alquimia y la búsqueda de la piedra filosofal, por su parte, representan el deseo de llegar a un estado superior de la conciencia. Para alcanzarlo, y por tanto, para favorecer esta transformación que implica el proceso alquímico, los surrealistas se sirvieron de la naturaleza como médium”. (Cartela de exposición).
Acabo con esta entrada mi acercamiento a los surrealistas, de los que siempre me siento próximo, aunque ya hace décadas que es un movimiento identificable como colectivo que se ha extinguido; pero, indudablemente han dejado un legado insustituible para entender una especialísima e insustituible manera de entender el hecho creativo. Ahora sería difícilmente concebible crear arte a partir de postulados barrocos o renacentistas u otros históricos; sin embargo, lo es perfectamente en clave surrealista porque este está más allá de estilos, formatos, soportes, corrientes o épocas porque es un estado y una actitud del espíritu ante el hecho artístico o creativo.
Extenderme en lo que podría ser crear en clave surrealista ahora, en cualquier disciplina (no hay que olvidar que el surrealismo se creó a partir de poesía y literatura, proyectándose hacia otros formatos, especialmente plásticos), no da para un diario y un diarista de superficie.
La mañana del jueves veintisiete de marzo me resultó especialmente sugestiva y productiva para seguir con mi propósito de no morir mañana, en el que tanto me estoy empeñando.
La Fotografía: Desde que comencé a fotografiar (1978), y en años posteriores, principios de los ochenta, fotografié piedras casi obsesivamente (después también). Encontraba en esa materialidad granítica formas y simbolismos que contenían misterios y mensajes insondables. Al fotografiarlos apasionadamente sentía que de algún modo participaba en un diálogo con una poderosa energía espiritual, aunque fuera absolutamente inescrutable. Este gigante, fácilmente identificable, representaba para mí en aquel tiempo (1981) parte del enigma y fuerza de la naturaleza. En la exposición había algunas fotos de piedras parecidas, concretamente una de Manuel Álvarez Bravo, pero hoy he preferido traer una mía, que es parecida a algunas consideradas surrealistas.