28 DICIEMBRE 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Toledo
Soporte de imagen
-DIGITAL 50
Fecha de diario
2025-12-28
Referencia
11318

DIARIO ÍNTIMO 135.2
“Las europeas son tan secas que te dan todas las posibilidades de decirles ¡No! Y quedarte a gusto”. Pedro Juan Gutiérrez (escritor cubano)
Miércoles, veinticuatro de diciembre de dos mil veinticinco

… En la misma mañana me llamó mi amiga Consuelo, con la que hacía meses que no hablaba. Me ha contado novedades de su vida: cotidianidad, viajes y de un amigo nuevo con trazas amorosas, post viudedad (estado que, en su caso, es para siempre). Ha estado bien su llamada, sí, porque si no, no; solo llamo a mis íntimos: sí, esos a los que marco cuando siento el impulso y deseo de hablar con ellos (como se hacía antes), sin tener que pensarlo o pedir permiso, porque las relaciones no están condicionadas: ¿perdona, te molesto, puedo, te importa? Preguntas de la aislada era digital, que no son cortesía o buenas maneras, sino, tan solo miedo. No quiero tantas pamemas en mi vida porque no me satisfacen: sin sinceridad, ni amistad, ni corazón, ni nada de nada, prescindibles todas… a la mierda con ellas.
Hace unos días perdí a una amiga nueva, de las de ligar, es decir, de esas que ni siquiera llegamos a vernos. Nos echamos mutuamente antes de vernos y que las cosas fueran a peor (siempre sucede), por ciertas e insalvables incompatibilidades.
Ahora, con otra mujer a la que he conocido hace poco, nos hemos emplazado para vernos después de reyes, pero le debí decir que demasiado largo lo fiaba (la propuesta de aplazamiento fue suya). No lo hice, porque respeté su elección del tempo. Por algo sería, supongo… se puso la venda antes de la herida. Lo que esa mujer no sabe es que yo también tomo y elijo mis propios tempos, que suelen ser exigentes y poco complacientes. A nuestra edad, los tiempos muertos no son convenientes porque se diluye rápido el interés prendidito con los alfileres circunstanciales. Tiempo, ya no tenemos, y eso las mujeres no lo saben. Ninguna. La lucidez no se la concedo, mientras no demuestren lo contrario.
Los viejos, en nuestras nuevas e infrecuentes relaciones somos más efímeros que los adolescentes, me temo. Tenemos los días contados, eso es lo que nos pasa y lo sabemos.
Yo voy rápido para llegar a alguna parte antes de que caiga la noche, ahora que el sol se aproxima a su puesta y mañana ya no saldrá para nosotros; sin embargo, ellas, las mujeres mayores, no sé hacia dónde van con sus pájaros en la cabeza y sus acobardados y gélidos sueños. Aspiran a un mundo imposible porque está arraigado en su remota adolescencia. Esa ensoñación ya es imposible para sus marchitos cuerpos. Un futuro de princesas a la grupa de un ulterior príncipe ya no es posible, porque ni existen los príncipes ni el futuro en sus polvorientas vidas.
No las entiendo porque ni vivimos ni compartimos el mismo mundo. Son raras las mujeres.
De todos modos, ya da igual, la quimérica e inencontrable plenitud en el mundo real, no está a nuestro alcance porque ya no nos creemos nada de nada, ni ellas, ni yo, ni nadie…
La Fotografía: Ni siquiera levantando un poco el campo de búsqueda de encuentros imposibles, con mis maravillosos prismáticos de encontrar paraísos perdidos, consigo atisbar a ninguna hada. Sigo buscando, quizá porque, ingenuamente, todavía sueño que una mujer pueda descubrirme ignotos tesoros que custodiaba para compartirlos conmigo.

Pepe Fuentes ·