Si hay algo que me incomoda, mucho, de las pequeñas o medianas ciudades, es la repetición hasta la pesadilla de las mismas caras. Todos envejeciendo sin descanso, devastadoramente, y además viéndonos. Aquí, al menos van en barca y se ven de lejos. Además no se puede cruzar la calle para saludar.
2 JULIO 2004
© 2002 pepe fuentes