Se mueven con gestos lentos y cadenciosos; su cabeza está muy alejada de sus patas por lo que más que andar parecen flotar ingrávidos y espirituales. Comen a una altura que les aleja de la tierra y sus servidumbres y se abstraen en una especie de contemplación del horizonte ensimismada. Decididamente son unos animales espléndidos.
13 AGOSTO 2004
© 1999 pepe fuentes