Entraron en el año enfocados y vigilados. Desde siempre habían encarnado la diferencia, sospechosa de trastocar la circulación ordenada de los cuerpos, tan sólida como una costumbre. Luego, hacia la mitad del año y en un alarde del sentido de la equidad, se determinó oficialmente colocarlos con los ya desenfocados por la «normalidad». Acabamos el año y esto es una fiesta, viva el desenfoque.
31 DICIEMBRE 2004
© 2002 pepe fuentes