Los hombres, hace mucho tiempo, nos llamaron, Camelus bactrianus, que resultaba poético. Luego, popularmente, camellos (de connotaciones equívocas). Somos mamíferos de cuello largo, cabeza proporcionalmente pequeña y gibas en el dorso formadas por acumulación de grasa. Podemos permanecer durante horas estáticos, rumiando abstraídos. Los hombres nos han utilizado para todo tipo de trabajos: desde cruzar desiertos y guerrear hasta crear fábulas imaginarias. Ahora nos exhiben en zoos y nos montan funcionarios municipales en cabalgatas festivas. Ellos sabrán.
6 ENERO 2005

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