Lo más probable, cuando el arte se perciba como tal, es que se produzca una combinación de emisiones y percepciones que envuelvan al objeto pretendidamente artístico y al receptor, creando una corriente vibrante de contacto mutuo. Esa mágica comunicación siempre será personal e intransferible y cuando exista mejorará a ambos. La armonía será, en ese caso, INEVITABLE.
25 FEBRERO 2005
© 2003 pepe fuentes