EL LIBRO DE LA RISA.
Amable. Intenté colocar los distintos elementos de la posible fotografía en el visor, aunque con la sensación de que mejor debía olvidarme del asunto. Entonces sucedió: los figurantes se atusan, se colocan, la luz llega sofocada en el último momento y disparo. La fotografía estaba hecha. Esbocé una sonrisa algo escéptica, aunque me sentía contento por un inesperado encuentro con la vida amable.
2 MARZO 2005
© 2004 pepe fuentes