MEMORIA ESCOLAR 5. En la habitación de la fotografía de hoy era donde despachaba el director del colegio, lo sé porque una vez subí (se encontraba en la primera planta, o tal vez en la segunda), al final del cuarto curso de bachiller (14 años), para que recibir las notas que criterio del dicho personaje eran más convenientes para mí, que era imposible que supiera ya que no me conocía, pero eso carecía de importancia para él. Era un hombre ensimismado, cojo y ya bastante maduro (quizá al borde de la jubilación). Impartía matemáticas y sus clases las daba desarrollando sus ecuaciones frente a la pizarra sin preocuparle en absoluto si lo entendíamos o no. Terminaba y se largaba. Una especie de autismo pedagógico de semblante complaciente y tolerante, aunque en realidad era tan solo un hombre indiferente e irresponsable. Luego, años más tarde y especialmente después de muerto se le rindieron homenajes como un gran pedagogo de la ciudad. Estoy incapacitado para entender semejante falacia, al menos desde mi experiencia y limitada capacidad. Yo, desde luego, en su maldito colegio no aprendí absolutamente nada.
17 ABRIL 2005
© 2000 pepe fuentes