Viernes: tercer día de viaje. Almonte. Llegamos al poblado romero a las 3 de la tarde, más o menos. La modelo, la llamo así porque me dijo que lo era y su nombre no lo recuerdo, enseguida se hizo cargo de la situación; oteó entre la mucha gente que había en las inmediaciones de la ermita y descubrió a Mateo. Me informó: sin duda ese es nuestro hombre. Le abordó y enseguida él se prestó a acompañarnos (o nosotros a él). Era del lugar y muy popular, por lo que el caminar por el recinto nos obligaba a pararnos constantemente a saludar y ser presentados. Qué ojo tenía la modelo, mi compañera de viaje.
13 MAYO 2005
© 1983 pepe fuentes