DEAMBULANDO POR LAS ORILLA DE LA CRISIS. Mayo de 1984, viajé a Ibiza: no tengo ni idea por qué elegí una isla en ese momento de mi vida pero, visto ahora, probablemente tenía una lógica y un simbolismo del que no fui consciente y que resultaba conveniente e inevitable a mi circunstancia y carácter.
Llevaba: a mi mismo, solo y desdibujado.
ME DEDICABA a caminar y, de vez en cuando, paraba y hacía fotografías como ésta. Tenía la sensación de estar desenfocado por dentro y por fuera; me veía como a través de la niebla, era invisible y no me gustaba, así que por hoy ya está bien. Mañana veremos si tengo más ánimo para acordarme de lo que aún no se haya diluido inexorablemente en los espacios vacíos.