Tenía un espectacular sentido del ritmo.
Cuando realicé esta fotografía sólo apliqué la elemental técnica aprendida: fijé las condiciones de exposición, establecí una adecuada distancia, encuadré, enfoqué y disparé; lo habitual. La cámara aportó lo suyo. Finalmente apareció este hombre revelado. Sus tambores ya no se oían, el sudor ya se había secado y la distancia había colocado la escena en el recuerdo y en los haluros. Me pregunto:
¿qué supe de este hombre en el momento de hacer esta fotografía apresurada y nerviosa?
¿Qué sé ahora ?
NADA.
¿Necesité saber algo de él?
NO.
¿Le molestó que le fotografiara?
NO (al menos no manifestó disgusto).
¿Me gustó hacerlo ?
SI.
¿Es suficiente.?
SI.