ESCRITO EN MI DIARIO, HOY HACE 20 AÑOS.
Los días transcurren rápidos, diluidos en la urgencia de estúpidas impresiones. Todo es sofoco caluroso y sensaciones evanescentes pero eso sí, marcadas por el deseo; ya es algo. En cualquier caso, la cuestión está en optar por el deseo o la represión que, en definitiva, es otra forma de vivir el deseo, eso sí agriada por el fracaso, pero al mismo tiempo muy sensibilizada y receptiva a las tinieblas. En el tiempo de espera, la sensación es de perezosa impaciencia; ni siquiera intensa impaciencia. Cuando llego a lo que busco, las reacciones basculan entre la inconsciencia y el aburrimiento. Me siento incapaz de introducirme en la esencia misma del deseo satisfecho y gozar apurando hasta la última gota. Todo se reduce a una cosa: acabar con la obsesión.
9 JULIO 2005
© 1986 pepe fuentes