LAS MUJERES QUE MIRABAN O BAILABAN RUMBAS.
Era la mujer más atractiva. Quizá hubo más, pero no las recuerdo. Siempre me ocurre igual y muy probablemente no es nada original: sí en mi campo de visión aparece una mujer atractiva me resulta inevitable que mis sentidos se orienten en esa dirección y que la consciencia, de natural selectiva, elimine otros elementos y circunstancias que me entorpezcan el placer de mirarla.