EL TIEMPO DETENIDO. Los centinelas y artilleros deambulaban indolentes por la fortaleza. El tiempo transcurría ante sus miradas hechizadas por el horizonte donde iban sucediéndose los colores del tiempo: negro, gris, plata, azul; azul, plata, gris, negro. Una y otra vez, uno y otro día, todos los días, todos los años, todas las vidas. Siempre así.
1 AGOSTO 2005
© 2003 pepe fuentes