Reflexiones del por qué de mi diario, realizadas a partir de un texto de Ricardo Piglia de su magnífico libro: El último lector:
«Por eso Kafka escribe un diario, para volver a leer las conexiones que no ha visto al vivir.»
Fue un día de Julio de 1998. El lugar no tenía sombras y la sensaciones eran blancas por lo que enseguida supe que era uno de mis escenarios. Inmediatamente fotografié; compuse de forma automática y febril, en estos casos no hay momento para pensar ni discernir, el hecho fotográfico me ocupa por completo. No veo, sólo fotografío, que es ver de otra forma. Confío ciegamente en la revelación del proceso fotográfico, siempre aplazado, pero infalible.