A lo lejos el bañista camina lentamente, su perfil sólido y oscuro se balancea de un lado a otro torpemente. Lleva una dirección inexplicable, delante de él no hay nada, sin embargo avanza unos cien metros y se detiene, parece titubear y vuelve sobre sus pasos. Dejo de mirarle y el hombre desaparece.
20 AGOSTO 2005
© 2001 pepe fuentes