Este era un pivote de granito pintado con cal que marcaba el límite entre la finca en la que mi padre era el encargado y la finca que yo guardaba. Mis padres y mi hermana vivían en una casa grande y servían a dueños más importantes: marqueses. Tenían agua, luz, piscina, teléfono, de todo; nada que ver con la nuestra. El niño siempre quería estar con ellos, se encontraba más cómodo y a su madre y a mí nos disgustaba. Creo que mi padre, al que llamaban el Sr. Pepe, pensaba y así me lo insinuó alguna vez que yo era incapaz de progresar. Me sentía dolido.
13 SEPTIEMBRE 2005
© 1980 pepe fuentes