Dios: no sé, sólo me servía para maldecir cuando me enfadaba. Religión: nunca me interesó. Los curas: me gustaba hacer bromas gruesas sobre ellos; existían, estaban, los reconocía y no los cuestionaba. El cielo, las misas, los sermones y todas esas cosas, yo nunca pensaba en ellas. Para mí sólo eran los curas.
21 SEPTIEMBRE 2005
© 1999 pepe fuentes