Deambulamos a lo largo de 8 días por una isla del Atlántico como a nosotros nos gusta, sin demasiado orden. Dábamos vueltas y vueltas y volvíamos a empezar, de vez en cuando nos parábamos y fotografiábamos. Creo que en una isla, antes o después, enloquecería; probablemente porque el paisaje incesantemente repetido me ahogaría. Los horizontes de las islas están formados por sustancias altamente intoxicantes para los continentales. Sin embargo, hubo momentos mágicos de luz y placer, como éste.
5 NOVIEMBRE 2005
© 2001 pepe fuentes