Pienso en mi, en esta fotografía, en las de los dos días anteriores y en las de los próximos días. Creo que ellas y yo formamos una unidad indisoluble. Siento una gran tristeza, una PELIGROSA tristeza y sólo me apetece positivar estas fotografías, también tristes y desfallecidas, como yo. Ellas y yo estamos abocados a la muerte y al olvido, pero en su caso es más triste, porque son bellas y morirán antes de haber nacido como objetos reales. Su futuro depende de mí; pobres, no se lo merecen porque, antes o después, las destruiré físicamente. Yo y sólo yo, o en quién delegue podrá hacerlo. Sobre ellas se ha dictado sentencia: han sido condenadas a «no existir«.
9 ENERO 2006
© 2005 pepe fuentes