Si muriera hoy, sólo hay dos personas autorizadas a recoger mis cosas: Gabriel y los suyos y Naty. Sólo ellos tienen toda mi confianza, y lo que hagan con mis cosas estará bien. Si no son ellos, mi deseo es que se destruya todo y lo primero mis fotografías y mis negativos. No tengo deudas que pagar, no debo nada a nadie; lo que he hecho se lo he arrancado a mi piel, a mi voluntad y a mi tiempo por lo que a nadie otorgo el derecho a poner sus manos sobre lo que he creado. Sería PELIGROSO que alguien lo hiciera, muy PELIGROSO, porque me removería en la tumba y le maldeciría mil veces, un millón de veces.
11 ENERO 2006
© 2005 pepe fuentes