No creo en el mundo, ni en ningún dios o dioses, ni en el futuro, ni en la generosidad, ni en la civilización, ni en casi nada; sólo a veces en la belleza y en el arte como plasmación material de lo más elevado del espíritu del hombre. Creo en el dinero y en el libre comercio y, sobre todo, en la generosidad que puedan intercambiarse personas que se amen. Salvo eso, para mí, todo es puro artificio y juego de intereses; pero tampoco me voy a tomar la molestia de argumentar este planteamiento más allá de estas pocas palabras, porque, por coherencia y descreimiento, me da exactamente igual estar en lo cierto o absolutamente equivocado y, además, por si fuera poco, tampoco creo en la vehemencia con la que acabo de escribir. En consecuencia, no siento ningún interés en que quede nada mío para uso de alguien que no sea de los míos; y estos son muy pocos A partir de mañana publicaré instrucciones gráficas de cómo destruir mi obra en el momento de mi desaparición, en el caso de que no lo haya hecho yo antes.
12 ENERO 2006
© 2005 pepe fuentes