Había que dar forma a la «crítica» luego había que buscar imágenes «sugerentes y enigmáticas». Por ejemplo, una figura vestida con un riguroso terno estilo oficinista elegante. El planteamiento creo que era: qué hace un oficinista en un espacio impropio y ante un horizonte lejano? Debía ser algo así como que la paradoja o lo inexplicable pusiera en evidencia el absurdo. En aquel momento debí sentir la sospecha de que me pasaba de ingenuo o de obvio porque las fotografías las olvidé nada más hacerlas. Lo curioso del caso es que ahora, que mi ingenuidad ya no tiene justificación posible, esta serie de fotografías me gustan mucho más que cuando las hice, es más, me encantan. Sarcasmos saludables del paso del tiempo.
21 ENERO 2006
© 1980 pepe fuentes