Praga. Bajando desde El Castillo hacia la Stare Mesto (ciudad vieja), divisamos a lo lejos una pared gris en la que se adivinaban formas misteriosas e imprecisas, secretos y fotografías; «pero seguro que no podemos acceder» (esos ataques de «optimismo» suelen ser normales en mí). Continuamos bajando y asomándonos cada vez que los edificios o muros de las calles nos permitían vislumbrar la pared. Me sentía inquieto, cuanto más no acercábamos más claro era que había que fotografiar. De pronto una puerta nos dio paso a unos jardines donde había edificios singulares y allí estaba, frente a nosotros, la pared, diáfana y espléndida, sin barreras para la mirada. La luz amigable, tiempo no mucho, aunque el suficiente para olvidarte de él. Me acerco, me alejo, cambio de objetivo y de filtro de vez en cuando. Es tiempo GOZOSO, lento y vertiginoso a la vez. El sol se demora para que todo salga bien.
7 FEBRERO 2006
© 2004 pepe fuentes