La gente se agolpa en torno al lugar donde me encuentro parapetado detrás de la cámara. Me dedico a fotografiar caprichosamente a los que pasan. Muchos de ellos no forman parte activa del espectáculo, son transeúntes o turistas; miran, algunos fotografían y continúan. No me siento cómodo del todo -no me gusta robar fotografías- pero es tan fácil entregarse al tumulto; por otro lado, a los fotografiados no parece importarles y, además, han quedado bien.
18 FEBRERO 2006
© 2005 pepe fuentes