Con este hombre compartimos viaje por los canales de Ámsterdam. Antes, en la «parada» de los barcos, estuve observando sus movimientos e hiperactividad solitaria: montaba su cámara en un pequeño trípode, accionaba el temporizador y se fotografiaba con una vista postalera detrás. Luego, en el barco, dejaba la cámara apoyada sobre alguna superficie, o la mantenía en la mano con el brazo extendido dirigida hacía si mismo y se fotografiaba con todo tipo de fondos turísticos, incansablemente. Quise colaborar con él perpetuando su imagen más intimista en Ámsterdam, sólo que en secreto.
2 MARZO 2006
© 2005 pepe fuentes