EL LIBRO DE LA RISA.
Barcelonesa. Este hombre, estático, ofrece el espectáculo de su puesta en escena y su inmovilidad (supongo). Estaba situado en las Ramblas de Barcelona, una mañana primaveral. El juego consistía en que él hacía bien su trabajo (permanecer parado), los transeúntes y ocasionales espectadores le mirábamos un rato o fotografiábamos (como yo), echábamos unas monedas y continuábamos camino
14 MARZO 2006
© 2002 pepe fuentes