Finalmente este otro. El atrezzo era bueno y las interpretaciones también. Cada uno de los personajes tenía adjudicado un momento histórico singular. Épocas marcadas por culturas predominantes y seguras de sí mismas, que se creyeron en el derecho y el deber de imponer sus valores y cultura a los demás. Por mi parte tienen mi simpatía, salvo el cruzado, del que no me gusta ni la inutilidad de su aventura ni los ideales religioso-oscurantistas que la movieron. Soy de la opinión que las culturas expansivas y evolucionadas, alentadas por valores liberales democráticos y movidas por economías pujantes, a más corto o largo plazo mejoran el bienestar y la libertad de las personas. Sobre todo porque neutralizan o dificultan la proliferación de pequeños y criminales dictadorzuelos y de microculturas esclavas de tradiciones obsoletas; aislamientos cegatos que miran obsesivamente a sus «identidades culturales» donde, para colmo de la desgracia, en esos estrechos agujeros llamados ombligos, sólo suele haber una pelusilla grasienta y maloliente por falta de higiene.
16 MARZO 2006
© 2002 pepe fuentes