El segundo día decidí pasarlo solo. Era demasiado tiempo sin separarnos y siempre la misma compañía me cansaba; además necesitaba caminar a solas con mi cámara. Anotaciones en el diario: Caminé durante horas por la Alfama. En una calle abandonada, tras una puerta decrépita sonaba un piano. Aquí es posible algo de ilusión. Castillo de San Jorge: no podía soportar la visión de las ordinarias manos de la novia mientras era besada por un tipo con coleta. Una señora a mi lado pone una profunda cara de asco ante los platos de comida. No sé si ella guisará mejor. El camarero se sintió muy contrariado con el menú que elegí; yo también.
5 ABRIL 2006
© 1986 pepe fuentes