Siempre que voy a Lisboa me acerco a Sintra; es gozoso deambular por el recinto del Palacio da Pena, bajar y subir por sus intrincadas escaleras (como esta), buscar rincones umbrosos, asomarme a miradores vertiginosos con arcos de aire y luz, adivinar la secreta y visionaria lógica de los constructores, recorrer senderos suspendidos en la roca, buscar perspectivas y ángulos imposibles y hacer fotografías que me gusten tanto como ésta.
14 ABRIL 2006
© 2003 pepe fuentes