(sábado por la mañana) También me gusta fotografiarla a ella, en los miradores donde nos paramos a descansar y mirar a la gente, sintiendo la ciudad a nuestro alrededor, con la luz asomándose y escondiéndose mientras miramos al cielo y calculamos el tiempo que tardará en alejarse el nublado que nos estorba o cuando llegará el siguiente; ese que ya se vislumbra detrás de la colina del Castelo de Sâo Jorge. No hay prisa, en esta ciudad siempre se puede esperar un poco, aunque estaría bien que el sol, las nubes y la lluvia se conjuren para ver si conseguimos subir y bajar un par de colinas por calles estrechas antes de parar un rato para comer algo.
22 ABRIL 2006
© 2006 pepe fuentes