(domingo por la mañana.) El perro guardián del Faro de Cabo Espichel: negro y de ojos marrón claro, brillantes. Dio algunas vueltas en torno nuestro; daba la impresión de querer conocernos e intentó varias veces llegar hasta nosotros, pero cuando estaba cerca titubeaba y se alejaba asustado. Queríamos que se acercara, acariciarle el lomo, mirarle a los ojos para transmitirle que nos gustaba y, después de habernos reconocido mutuamente como seres amigables, separarnos. No fue posible, tenía miedo y se movía huidizo con el rabo entre las patas. Parecía haber sufrido algún castigo injusto.
27 ABRIL 2006
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