(domingo por la tarde) El pasado día 8, en este diario, me preguntaba quién era un tipo vuelto hacía la cámara (presuntamente yo) en Caparica. Exactamente veinte años después (menos un mes) esta fotografía, realizada supuestamente en el mismo lugar y con la misma cámara, añade sospechas sobre mi identidad y la del escenario: si somos los mismos ya no lo parecemos. Nadie podría asegurar que haya un sólo elemento común en ambas; a no ser que se analizara el ADN de la Canon A1 (porque yo no me voy a dejar). Caparica ha sufrido agresiones y a mí el tiempo también me ha atacado: cada vez me alejo más de mundos ilusorios y el cansancio va tomando posiciones. Aunque no todo son malas noticias, porque el tiempo me ha regalado la sensación de sentirme más cerca de mi mismo, de lo que deseo, y, sobre todo, tener cada vez más claro lo que no quiero hacer.
30 ABRIL 2006
© 2006 pepe fuentes