MANOLO. En aquel tiempo: éramos como niños; jugábamos a ser «artistas» autodidactas. Siempre fuimos autosuficientes y, quizá por eso, humildes en nuestros propósitos pero felices aprendiendo y experimentando ingenuamente. Nos veíamos con frecuencia, hacíamos trabajo de campo y nos respetábamos mucho. Desde el principio nuestra relación fue estrictamente ocupacional: nuestras respectivas vidas privadas sólo eran telones de fondo que servían para enmarcarnos pero que no daban lugar ni a convivencias ni confidencias. Luego: igual. Nuestra relación era tremendamente estable, sin paréntesis ni excesos. Puntualmente hemos colaborado. En demasiadas ocasiones le he pedido ayuda para llevar a cabo mis inútiles proyectos: exposiciones y en todas las audiovisuales que he realizado (la última el año pasado). Siempre me ha ayudado con entusiasmo. Ahora: pues igual, sigue siendo mi querido y entrañable amigo Manolo; no nos inmiscuiremos demasiado el uno en la vida del otro, pero nos ayudaremos siempre que sea preciso y estoy seguro que mantendremos una relación respetuosa, estable, confiada y cariñosa. (Diseña los carteles de las exposiciones de esta web)
11 MAYO 2006
© 1982 pepe fuentes