CARLOS. En aquel tiempo: era para mi una referencia indudable, personal y artísticamente; me parecía un hombre que, además de un gran talento fotográfico, era capaz de plantear ideas, conceptos y valores de forma original y brillante. Nos frecuentamos con asiduidad durante unos años (finales de los 70 y principios de los 80). En 1981, junto a algunos amigos más, llegamos a diseñar un proyecto creativo que quedó en nada. Luego: la vida siguió y fuimos alejándonos porque creo que pesaban mucho más las cosas que nos separaban. Teníamos poco en común en cuanto a la forma de entender y enfrentar el hecho de vivir y nuestra actividad creativa tampoco tenía espacios comunes de encuentro. Ahora: después de muchos años de silencio entre nosotros (veinte, como mínimo) el azar hizo que nos reencontráramos y que incluso trabajáramos en equipo en la edición de un catálogo homenaje a un pintor amigo fallecido. Nos llamamos de vez en cuando y todavía nos vemos a veces. Creo que nuestra relación tiene entumecidas las articulaciones (demasiados años de inactividad). De él me quedan algunos recuerdos entrañables, una sentida consideración y respeto a su talento, aunque opino que lo ha explotado poco: fue uno de los fotógrafos españoles más interesantes de los años 70 y 80 y eso no ha quedado suficientemente patente, porque a él no le ha dado la gana. Con él tengo la impresión de que las relaciones de amistad, a pesar de que a la nuestra el tiempo y otras cosas, la hayan colocado en un registro de baja intensidad, si vienen de muy lejos y acompañadas de ecos afectuosos, es muy probable que duren siempre.
12 MAYO 2006
© 1980 pepe fuentes