La diferencia entre un iletrado común y yo, también iletrado, es que soy consciente de los inmensos territorios yermos que tendrían que estar cultivados, o al menos urbanizados, y eso me hace sufrir. Cuando era el momento, nadie me dijo desde una tarima la importancia que tenía el lenguaje, la literatura, el arte; tampoco me lo dijeron al oído, y eso fue todavía peor.
14 JUNIO 2006
© 2006 pepe fuentes