No es un coche cualquiera sino singular: con alas, que no se ven bien (por la impericia del fotógrafo) y que ha experimentado la intervención de un artista contemporáneo del que, lamentablemente, no recuerdo el nombre. Dónde van a parar la multitud de objetos que genera el arte actual? No se sabe, lo más seguro es que muchos terminen en el basurero. Este coche no, este coche, que además es muy bonito y estaba en una galería de La Habana, una vez acabada su representación puede que haya seguido circulando por la ciudad porque es de la misma época que los demás que todavía están en activo. Este presumible caso de arte reutilizable es posible gracias al gran dictador, padre de los cubanos, que vela por el «bienestar» de sus hijos procurando el aprovechamiento del arte en la vida cotidiana, además de su más desoladora y lamentable pobreza.
19 JUNIO 2006
© 2003 pepe fuentes