Datos autobiográficos: me llamo exactamente como uno de mis abuelos. Hubo un pepe fuentes en el mundo antes que yo (desapareció hace ya cuarenta años). Ahora, cuando visito el cementerio y veo su lápida, un escalofrío me conmueve. A mi abuelo le gustaban los perros y a mi también, recuerdo que siempre había alguno cerca de él. Pero mi abuelo, que era hombre de carácter, tenía gestos terribles que todavía subsisten fugaces e inciertos en mi memoria; si en algún momento un perro le hacía una faena, lo cogía, se lo llevaba a unas encinas cercanas a su casa y lo ahorcaba, sin más. Mi abuelo no era hombre que aguantara inconvenientes que pudiera evitar. Yo quería a mi abuelo y ahora, en la nebulosa de los recuerdos, además, le entiendo.
26 JUNIO 2006
© 2004 pepe fuentes