Niego la originalidad como acto voluntarioso, es decir, como sobreactuación artificiosa de la razón. La originalidad, o nace libre en un lugar sin memoria consciente o será un patético remedo, un descomunal esfuerzo abortivo. Es un resorte que se activa al margen de toda ley, súbitamente y, si no es una falsa aparición, hay que atender el incontenible mensaje. En caso de que se presente como variante dolorosa para el individuo, se podrá tratar o neutralizar con un compuesto en el que se mezclen los siguientes ingredientes: indolencia, apatía, escepticismo, inercia, cobardía….. y algunas cosas más (no se vende en farmacias, sólo hay que mirar alrededor atentamente). Esta fotografía es una prueba incuestionable de un acto de voluntad sin originalidad.
1 JULIO 2006
© 1999 pepe fuentes