¿Cuántos actos «creativos» se necesitan para contarse a uno mismo y lo que ve? No hay medida. Cada artífice tiene la suya: Picasso pintaba rápido; Balthus, lento. La intensidad de sus mundos creativos nada tiene que ver con la cantidad de cuadros que crearon, sino con otros valores (que no voy a referir hoy). Lo que sí diré es que la fotografía es un soporte especialmente propicio, por su versatilidad y rapidez, para contar sensaciones; su ritmo interno se ajusta como ningún otro medio de expresión a los latidos del corazón (quizá, con la excepción de la escritura y la música).
2 JULIO 2006
© 2003 pepe fuentes