Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección. Francis Picabia.
La cabeza la divido en dos partes, continente y contenido, sobre las que haré algunas precisiones (al menos en lo que a la mía respecta). Continente: su aspecto y configuración me han suscitado sensaciones ambivalentes a lo largo de mi vida, que han influido en mi autoestima, unas veces reforzándola y otras debilitándola. Ahora, cuando la responsabilidad sobre su aspecto hace tiempo que es enteramente mía, me siento razonablemente tranquilo y satisfecho, a pesar de las huellas del tiempo. Otra cuestión es el contenido: rudimentario, de funcionamiento chirriante y fallos frecuentes. Además, la indiferencia lo debilita progresivamente y las señales que emite ya son casi imperceptibles. Un asco. Lo único que me satisface un poco es que la percibo circular, pues sólo me faltaba que fuera cuadrada como tantas otras.