Nos alejamos lentamente de la plaza por la calle principal. Había mucha gente, aparentemente veraneantes, paseando tranquilos. Nos sentamos en una terraza a mirar un rato y luego, aplanados por el sofocante calor, reanudamos la marcha. En algún punto de la calle apareció un grupo de caballistas; fotografíe apresuradamente y poco, la cámara es tan endiabladamente lenta que apenas si conseguí dos o tres tomas. No supe dónde iban tan elegantes sobre sus airosos caballos entre la gente.
11 AGOSTO 2006
© 2005 pepe fuentes