9:15 AM. Todavía me acuerdo del fuego y del sonido de los martillazos de su fragua, cuando lo visité hace veinte años. Creaba composiciones de hierro que soñaba por la noche, con esa fuerza y determinación incontenible en la que no caben blandas y estériles incertidumbres. Sus creaciones eran así y no podían ser de otra manera, porque le salían de las tripas y con esa parte del cuerpo no se juega. Algunas como ésta se han quedado allí, abandonadas entre la maleza. Qué tremendo y absurdo sarcasmo el del mundo del arte.
6 SEPTIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes