Los individuos siguen caminando sin prestar atención a la apacible familia (si no lo era, lo parecía); me decepciona un poco el hilo argumental. Menos mal que inmediatamente aparece otro personaje por el lado contrario; antes de cruzarse con los dos tipos que parecen dos heraldos siniestros fotografío, (sólo pretendo pruebas de lo que pueda suceder). Pero creo que no pasó nada, o al menos no puedo demostrarlo porque no hice más fotografías en el patio interior del Museo Reina Sofía, en Madrid, donde a una magnífica obra de Roy Lichtenstein le refulgía el alma para que yo la fotografiara y la mostrara en este diario.
12 SEPTIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes