«César lo tuvo más fácil que Napoleón, pues Cesar era César, mientras que Napoleón hacía el papel de Napoleón, aunque nadie que no hubiera sido él lo habría podido hacer.» Arthur Schnitzler.
Eso está bien. Al menos suena muy consolador para todos los que no somos Julio Cesar; siempre nos quedará Napoleón. Creo que a cualquiera que siga este diario, aunque sea de vez en cuando, no se la habrá escapado (ni siquiera a mí me ha pasado desapercibido, y eso que no soy un buen observador de mis movimientos, quizá por falta de perspectiva), que hay un tema nuclear en él (diario), rayano en la manía: el individuo frente a sí mismo en el mundo. Como Woody Allen me utilizo de protagonista (salvando las distancias), buscando el sentido y las razones de ser, la puntos -G- de la vida, y alguna explicación consoladora para el paso del tiempo y la muerte por llegar. Todos, absolutamente todos, aunque sólo seamos los cornetas del regimiento de dragones de Napoleón, somos los mejores protagonistas posibles de nuestras vidas, y por ende de toda vida.