El mercado no es ajeno a estas convulsiones íntimas de la fotografía (supongo) y no sé cómo se coloca (yo no hablo con nadie); tampoco sé qué piensan los galeristas e intermediarios, y lo que es peor para mí: no tengo ni puñetera idea qué pensar yo. Eso está quedando bastante claro, ¿no?
28 MARZO 2007
© 2006 pepe fuentes