Es una historia hecha de latigazos, áspera, sin concesiones de ningún tipo, ni en el lenguaje ni en el relato. Los diálogos son concisos, herméticos, construidos por gentes que están al borde de la muerte con su dosis de mala suerte persiguiéndoles sin piedad, con una desventura que tampoco les libra de cosas peores. El libro se titula No es país para viejos, de Cormac McCarthy. En un territorio desértico y fronterizo los protagonistas intentan sobrevivir como pueden. En esta historia todo es mucho más serio de lo que podemos imaginar. «Yo le reconocí que muy pocas cosas buenas se podían decir de la vejez y él dijo que sabía una y yo le pregunté cuál era. Y él dijo que no dura mucho. Esperé verle sonreír pero no lo hizo. Vaya le dije, un comentario muy frío. Y el dijo que no era más frío que lo que los hechos requerían. Y ahí terminó la cosa.» Cormac McCarthy.
8 ABRIL 2007
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