Agota Kristof escribió La analfabeta. Yo también soy analfabeto, pero no he escrito nada que se pueda parecer ni de lejos. Agota leyó a Thomas Bernhard, yo también (pero menos). La cuestión es que Agota escribió La analfabeta, no por sus lecturas (aunque un poco sí) sino porque desde niña inventaba historias que contaba a su abuela antes de dormirse (la niña). Ella tenía las historias dentro de sí. Las traía consigo desde que nació. Su vida no fue fácil, pero escribía y escribía, como no podía ser de otra forma. La escritura también se conforma con los libros que se leen si previamente traes historias contigo; si no, nada de nada. Yo no traía nada desde el otro lado, sin embargo escribo y escribo; pero claro, nunca podré escribir una historia como La analfabeta, a pesar de haber leído a Bernhard, como Agota. Ella escribe: En primer lugar, hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulen en los cajones y los olvidemos para escribir otros.
10 ABRIL 2007
© 2000 pepe fuentes