Al día siguiente salgo con la cámara, por si acaso pillo algo en el momento oportuno. Este paisaje tan adusto está a las afueras de mi ciudad (la innombrable), a la orilla de un arroyo de nombre inquietante: «la degollada». El cartel contiene un mensaje casi ilegible por el óxido, en el que se advierten peligros mortales por material explosivo militar. Naturalmente prohíbe el paso. A mi no me importa continuar: es lunes por la tarde y los lunes son días para saltarse las prohibiciones militares (especialmente esas) y fotografiar sin saber por qué.
16 ABRIL 2007
© 2007 pepe fuentes